Antibióticos para el Streptococcus pyogenes



Los antibióticos beta-lactámicos

Antibióticos beta-lactámicos como la penicilina y la amoxicilina, son uniformemente eficaces contra la mayoría de las cepas de Streptococcus pyogenes. De acuerdo con el punto de John Hopkins de la atención del Centro de Información de Tecnología, la penicilina V es el fármaco de elección para la faringitis estreptocócica. Sin embargo, este antibiótico sólo es efectiva contra organismos multiplicando activamente, y por lo tanto no puede ser útil en el tratamiento de infecciones profundas como los músculos y tejidos blandos.

Antibióticos beta-lactámicos se pueden tomar por vía oral o intramuscular, y se prescriben generalmente por 10 días. Alergia a la penicilina son comunes y pueden manifestarse como urticaria, picor en la piel, respiración sibilante y erupción cutánea. Otros efectos secundarios pueden incluir irritación de la boca, diarrea, nausea y vómitos.

Macrólidos

Macrólidos como la eritromicina, la claritromicina y la azitromicina se utilizan para tratar infecciones por Streptococcus pyogenes en las personas que son alérgicas a la penicilina. Otro macrólido - clindamicina - se administra en combinación con penicilina para tratar las infecciones del músculo y los tejidos blandos que no puede ser tratada por la penicilina sola.

La mayoría de las cepas de Streptococcus pyogenes son bastante sensibles a los macrólidos. En un estudio publicado en septiembre de 2005 edición de "Enfermedades Infecciosas Clínicas" Dr. Sandra. S. Richter informa que menos del 7 por ciento de los aislamientos de Streptococcus pyogenes fueron resistentes a los macrólidos. Los macrólidos se puede administrar por vía oral o intravenosa, dependiendo de la condición del paciente. Los efectos secundarios comunes incluyen dolor en el estómago, diarrea, náuseas y vómitos.

Cefalosporinas

De marzo de 2007 edición de "Diagnóstico de Microbiología y Enfermedades Infecciosas", señala que cefalosporinas de primera generación, como cefazolina y la cefradina, son alternativas adecuadas para los pacientes con alergia a la penicilina.

Las cefalosporinas se pueden administrar por vía oral, intramuscular o intravenosa, dependiendo del tipo de la droga, el sitio de la infección y la condición del paciente. Efectos secundarios más comunes afectan al sistema digestivo, e incluyen náuseas, vómitos, diarrea y calambres estomacales.