No existe una prueba única para diagnosticar la enfermedad pulmonar crónica. Un médico puede sospechar primero si su bebé tiene problemas para respirar. El diagnóstico se confirma cuando uno de los siguientes está presente:
- El bebé necesita oxígeno adicional durante al menos 28 días después del nacimiento.
- A las 36 semanas de edad gestacional, el bebé necesita más oxígeno que está presente en el aire ordinario. La edad gestacional es el número de semanas y los días que el bebé ha desarrollado desde el inicio del embarazo o gestación.
Los bebés con enfermedad pulmonar crónica suelen tener análisis de sangre (incluyendo una prueba de gases en sangre) para controlar la forma como sus pulmones están funcionando. Estas pruebas se pueden realizar hasta que el bebé pueda respirar sin oxígeno adicional.
Una serie de pruebas se pueden realizar para descartar otras causas de la dificultad para respirar y para conocer si las complicaciones de la enfermedad pulmonar crónica están presentes.
- Un bebé puede tener un electrocardiograma y un ecocardiograma para ver qué tan bien está funcionando el corazón. Los ecocardiogramas se suele repetir cada 2 a 3 meses hasta los 4 a 6 meses después de la terapia de oxígeno se ha detenido.
- Un bebé puede tener una prueba de función pulmonar para determinar la magnitud del daño que se ha hecho a los pulmones. Esta prueba se repite con regularidad ya que el niño crece. Tras los resultados son normales, el niño ya no necesite pruebas de la función pulmonar.
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